miércoles, 19 de febrero de 2014







Agricultura del Ecuador

La agricultura ha sido practicada desde los inicios de la humanidad. Se han realizado modificaciones en los espacios agrícolas a través del tiempo; cambios producidos en función de la adaptación a los factores naturales como también en función de los sistemas económicos y políticos.

Con la revolución industrial y la consecuente necesidad del incremento de alimentos, la agricultura, que hasta ese momento había sido de carácter tradicional, se transforma progresivamente. El desarrollo de la técnica va a desempeñar un papel muy importante en los niveles de productividad y diversificación de los productos agrícolas.

Actualmente se distinguen dos tipos de enfoque de la agricultura como modo de producción.
La agricultura como modo de vida, es decir, la concepción más tradicional.
La agricultura como modo de ganarse la vida, es decir, con un punto de vista mucho más económico.
La historia moderna del Ecuador se caracteriza en su expresión económica por el auge y la crisis de los sectores de exportación. Tradicionalmente el desarrollo de los sectores agroexportadores ha sido un factor determinante en la dinámica de la economía ecuatoriana. Al momento de su independencia política, el Ecuador es un país fundamentalmente agrícola.
El 82% de la población se concentró en la Sierra. La forma productiva fue la hacienda tradicional con características semifeudales, concentración de la distribución de la distribución de la tierra, orientación de la producción hacia la demanda para el consumo interno y con un alto grado de autoconsumo.
En la costa la hacienda tomó la forma de plantación y la producción de los cultivos tropicales se orientó a los mercados externos.
Las divisas generadas a través de las exportaciones de los cultivos principales de la región costera (cacao, café y banano) sirvieron principalmente para satisfacer la demanda de los bienes industriales - suntuarios- importados para la clase alta y muy poco para diversificar la economía.
El auge cacaotero (1880-1920) generó un aumento en la demanda de la mano de obra en las plantaciones de la costa. Dicho proceso fue la causa de flujos migratorios importantes desde la sierra hacia la costa y el aumento del numero de trabajadores asalariados. La actividad agrícola exportadora también aceleró el proceso el proceso de urbanización en la costa, especialmente alrededor del centro comercial y marítimo de Guayaquil.
El auge bananero (1950-1960) incentivo al igual el proceso migratorio, aunque el país continuó con una economía agraria, la población se distribuyo de manera similar entre las regiones principales, Sierra y Costa.
A partir dela década de 1960 se dieron cambios profundos en la economía de nuestro país. Como consecuencia de la crisis temporal en la producción bananera, la baja en los precios del café y los conflictos políticos entre los grupos que representaban los intereses de las clases dominantes de la Sierra y la Costa, respectivamente. Estos factores fueron los que permitieron la elaboración de un proyecto político dirigido hacia la diversificación de la economía -industrialización- y la transformación de los rezagos feudales de producción hacia una modernización del sector agrícola.
La Reforma Agraria de 1964 fue claramente el eje que aglutinó las fuerzas modernizante. Aunque el impacto sobre la distribución de la tierra es limitado, la reforma significó el punto sin retorno para las formas feudales de producción como huasipungo y el inicio de cambios estructurales en el uso de la tierra, el balance entre o diferentes cultivos y la aplicación de tecnologías para la modernización del campo.
Por otro lado, el proceso de industrialización, fuertemente influenciado desde sus inicios en los años 60 por las políticas estatales, deja su huella en el desarrollo del sector agrícola. Son estos cambios el preludio de las transformaciones ocurridas en la economía ecuatoriana a causa del auge petrolero.
Con el auge de las exportaciones de petróleo se dio en el Ecuador un período de crecimiento acelerado que permitió profundizar algunos cambios en la estructura productiva del país y en las relaciones entre el hombre y la naturaleza.
Estos cambios pueden ser resumidos de la siguiente manera:
El eje de la generación dela riqueza económica es ahora la industria manufacturera moderna concentrada en áreas urbanas. La lata demanda de importaciones de este sector es principalmente satisfecha por la generación de divisas a través de la exportación del petróleo crudo. El sector agrario ha perdido su importancia crucial en este proceso.
Se observa un estancamiento relativo al sector agrícola especialmente en la producción de alimentos básicos. Con el proceso acelerado de urbanización que inicio a partir de los 60's, el lento crecimiento de la oferta domestica de alimentos produjo un aumento del déficit alimentario.
Los procesos de urbanización e industrialización y las condiciones de implantación de la Reforma Agraria han incentivado la producción moderna de cultivos para la industria agraria y la expansión de la ganadería. Las políticas estatales de protección industrial, control de precios, créditos y los cultivos de la industria agraria ocupan una superficie cada vez más extendida a costa del área disponible para la producción de alimentos básicos.
Los principales productores de alimentos básicos son los campesinos con pequeñas propiedades. El acceso de estos a las tierras más fértiles tiende a disminuir por las condiciones de la distribución de la tierra y la exposición.
La pobreza rural es extensa y profunda y persiste a pesar de un crecimiento del ingreso promedio

jueves, 13 de febrero de 2014

Impactos de la Revolución verde, Agricultura Convencional



La humanidad se enfrenta a importantes desafíos que se focalizan en: un incremento de la población mundial sin precedentes, la cual pone en tensión la producción de alimentos; el agotamiento de la energía fósil, sobre la cual se han desarrollado las tecnologías de todo tipo de la sociedad moderna; la necesidad de un desarrollo social conjuntamente con el económico que permita a millones de personas garantizar sus necesidades alimentarias, de viviendas, creativas, asistenciales y espirituales y a un fuerte deterioro del ambiente provocado por la actividad del hombre, su expansión y los métodos tecnológicos desarrollados en los últimos 150 años.
La agricultura moderna implica la simplificación de la estructura ambiental de vastas áreas, reemplazando la biodiversidad natural por un pequeño número de plantas cultivadas y animales domésticos.La tendencia al monocultivo crea ecosistemas simplificados y por lo tanto muy inestables que están sujetos especialmente a las enfermedades y a las plagas.
El resultado neto de la simplificación de la biodiversidad para propósitos agrícolas es un ecosistema artificial que requiere de una constante intervención humana. En la mayoría de los casos, ésta intervención ocurre en la forma de insumos (agrotóxicos, fertilizantes químicos, etc), los cuales, además de aumentar los rendimientos (en el corto plazo), resultan en una cantidad de costos ambientales y sociales indeseables.
Con el progreso de la modernización los principios agroecológicos son continuamente desestimados. Como consecuencia, los agroecosistemas modernos son inestables y sus quiebres se manifiestan como rebrotes de plagas recurrentes de plagas en muchos sistemas de cultivo y también en forma de salinización, erosión de suelos, contaminación de aguas y suelos, pérdida de la biodiversidad, residuos de agrotóxicos en los alimentos de origen agropecuario, etc. A su vez la falta de rotación y diversificación eliminó mecanismos autorreguladores, convirtiendo el monocultivo en el agroecosistema más vulnerables por su fuerte dependencia en insumos químicos.

Según el paradigma dominante, la diversidad atenta contra la productividad, que crea la necesidad imperiosa de uniformidad y monocultivos . Esto ha generado la paradójica situación en la cual el mejoramiento de las plantas termina provocando la destrucción de la diversidad biológica que se emplea como materia prima. Las consecuencias de la reducción de la biodiversidad son particularmente evidentes en el campo del manejo de plagas agrícolas . La inestabilidad de los agroecosistemas se manifiesta a través del empeoramiento de la mayoría de los problemas de plagas y está ligada con la expansión de los monocultivos a expensas de la vegetación natural. Lamentablemente y desde la llamada revolución verde, la dependencia a los agroquímicos ha puesto en riesgo los recursos genéticos de nuestro país a partir de la introducción de pesticidas y asimismo de semillas foráneas, híbridas, etc. que no han resuelto la problemática de producción de alimentos, sino que han agudizado creando resistencia en las plagas y contaminando la salud y el medio ambiente.En general tanto técnicos como productores adoptaron las premisas de la Revolución Verde (o agricultura moderna, convencional o industrial) en forma acrítica. Este modelo, que se puede caracterizar como basado en la gran escala, el monocultivo, uso intensivo de insumos (fertilizantes químicos sintéticos, agrotóxicos, alto grado de mecanización, alta dependencia con el mercado) comienza a implementarse con fuerza en el país a partir de los setenta. En muchos sectores productivos estas propuestas no se adoptaron en su totalidad. La granja como en otros sectores intensivos, incorporó algunas características como uso intensivo de insumos y especialización en aquellos sectores más capitalizados. Se pasó a caracterizar a esta tecnología como mejorada y se explicaba la no adopción como una deficiencia de los productores que podía ser superada con créditos y más y mejor extensión.Los efectos sociales de la adopción de éste paquete fueron el de marginar a gran parte de la población rural, incrementar la diferencia entre los campesinos pobres y los ricos y aumentar la dependencia de los predios agrícolas. Debido a la degradación de los recursos naturales, en especial la erosión de los suelos, se observa que la productividad agrícola comenzó a declinar en algunos granos para los últimos años, denotando cierto agotamiento del modelo.

Agricultura Organica


La Agroindustria y el Desarrollo Economico



La agricultura y la industria han sido consideradas tradicionalmente como dos sectores separados tanto por sus características como por su función en el crecimiento económico. Se ha estimado que la agricultura es el elemento característico de la primera etapa del desarrollo, mientras que se ha utilizado el grado de industrialización como el indicador más pertinente del avance de un país en la vía del desarrollo. Además, se ha solido afirmar que la estrategia adecuada de desarrollo es la que permite pasar más o menos gradualmente de la agricultura a la industria, correspondiendo a la agricultura financiar la primera etapa de ese paso.
Sin embargo, esta opinión ha dejado de ser ya adecuada. Por una parte, se ha reconsiderado y reevaluado la función de la agricultura en el proceso del desarrollo desde el punto de vista de su contribución a la industrialización y su importancia para un desarrollo armónico y una estabilidad política y económica. Por otra, la misma agricultura ha llegado a ser una forma de industria, a medida que la tecnología, la integración vertical, la comercialización y las preferencias de los consumidores han evolucionado según pautas que se ajustan más al perfil de los sectores industriales comparables, a menudo con una notable complejidad y riqueza en cuanto a su variedad y ámbito. Esto ha entrañado que el desarrollo de los recursos de la agricultura resulte cada vez más sensible a las fuerzas del mercado y se integre más en los factores de la interdependencia industrial. Los productos agrícolas están determinados por tecnologías de complejidad creciente e incorporan los resultados de importantes esfuerzos de investigación y desarrollo, y responden en medida creciente a refinadas preferencias individuales y colectivas con respecto a la nutrición, la salud y el medio ambiente. Aunque todavía se puede distinguir entre la fase de producción de materias primas y la de elaboración y transformación, en muchos casos esta distinción queda difuminada a causa de la complejidad de la tecnología y según la medida de la integración vertical: la industrialización de la agricultura y el desarrollo de agroindus-trias1 son, en efecto, un proceso común que está generando un tipo completamente nuevo de sector industrial.
En este capítulo se trata de examinar algunas de estas cuestiones y evaluar la función actual y potencial de la agroindustria en el desarrollo económico. Se comienza analizando la definición del sector y examinando algunos datos estadísticos de su importancia económica en todo el mundo. Se trata después la función que la agroindustria puede desempeñar en el desarrollo económico de los países en desarrollo para pasar a estudiar como están cambiando actualmente las condiciones del desarrollo agroindustrial en todo el mundo como consecuencia de las nuevas políticas y regímenes comerciales y de la evolución tanto de la tecnología como de las pautas del consumo de alimentos. Se pone después de relieve la internacionalización creciente de las operaciones agroindustriales, en particular debido a la importancia cada vez mayor de las actividades de capital internacional, así como la función de las empresas multinacionales en este proceso. Por último, se examinan los elementos de un entorno normativo propicio para promover la agroindustria y garantizar que el sector aporte la máxima contribución al desarrollo económico.